
Chía turística e histórica
“En el año de 1935 el Concejo Municipal de Chía, para asociarse a la celebración del cuarto centenario de la fundación de Bogotá y como homenaje a la raza Chibcha, ordenó la construcción de un monumento conmemorativo de ella, que se levanta en el centro de la plaza Santander. Este monumento tallado en piedra, fue ejecutado por los artistas Martín A. Jiménez, Alonso Neira M. y Luis A Sánchez Valderrama”. Así lo narra Carlos H. matiz, en la segunda edición de su monografía de Chía publicada a finales de julio de 1941.
La obra fue tallada en una piedra extraída de las canteras de Fonquetá, piedra que junto con la que se construyó el altar mayor del templo de Santa Lucia fue traída en la misma época al centro de la población donde permaneció varios meses hasta que los jóvenes artistas, estudiantes de artes de la Escuela Nacional de Bellas Artes iniciaron su labor.
Para el proyecto del monumento el director de la Escuela abrió, entre sus alumnos de escultura, un concurso, y el proyecto de los jóvenes artistas fue el ganador. La Academia Nacional de Historia, por conducto de uno de sus más destacados miembros, el doctor Daniel Ortega Ricaurte, conceptuó en favor del proyecto, ya que representaba, fiel y artísticamente, motivos tradicionales y mitos del pueblo de los Chibchas.
Es de resaltar, que al terminar la década de los años veinte del siglo pasado, estaba en auge el movimiento Bachueista, impulsado por artistas e intelectuales que querían romper los moldes tradicionales del arte plástico y la literatura que hasta entonces obedecía a cánones impuestos por los artistas europeos. El nuevo movimiento buscaba reivindicar la importancia del pueblo aborigen, cuya cultura había sido borrada en la conquista, y es así que las obras de los “Bachuistas” estaban compuestas por elementos del pueblo indígena, y la mitología y las leyendas fueran la base de su arte.
Uno de los principales representantes de éste movimiento fue Rómulo Rozo Peña escultor Chiquinquireño, quien participó por Colombia en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla en el año de 1929 donde ganó el primer premio y la medalla de oro por la escultura en granito “La Bachué”, representación de la madre del pueblo Chibcha, obra que generó el más alto impacto en el arte universal y dio nombre a uno de los movimiento artísticos más importantes de Colombia.
Por ello la propuesta de los artistas que realizaron el Monumento a la Raza Chibcha en Chía, obedecía a una nueva visión y expresión del arte, resaltando la cosmogonía, los mitos de la creación, su religiosidad y la narración de la vida cotidiana del indígena, que en esencia era la búsqueda del artista “Bachuista”.
La descripción de la obra es la siguiente: » Una base, formada por un pirámide triangular trunca sobre tres peldaños circulares que representan la divina trinidad de la naturaleza manifestada por los elementos del fuego, el aire y el agua. La pirámide trunca siempre fue la forma de los templos de las antiguas civilizaciones: egipcios, mexicanos, incas, chibchas…
Sobre los lados de las bases, en la del norte y en alto relieve, una figura de hombre con una mata de maíz simboliza la cosecha; en el lado opuesto, una mujer joven porta un trozo de madera, usado por los chibchas para depositar la simiente, y simboliza la siembra. En el otro lado de la pirámide se ve un búho* y una serpiente, símbolo el primero de la divinidad lunar y el segundo del misterio de la creación. Coronando la pirámide está la figura principal, en tamaño mayor al natural, que representa a la diosa Bachué, madre del pueblo chibcha, con su niño Sugunsua en los brazos y en actitud de oración.
Esta figura, vista de perfil, tiene la forma de media luna, ya que en la imaginación del chibcha las dos divinidades Chía y Bachué iban siempre unidas en la veneración y el rito. Lleva la diosa en la cabeza una mitra sacerdotal, símbolo de poderío, y ornamento de los jeques chibchas, la cual va adornada con una luna en la frente”.
Este monumento fue inaugurado el 12 de Octubre de 1935, con motivo de la celebración del cuarto centenario del descubrimiento de América.
Pie de página
*En las dos primeras ediciones de la Monografía de Chía, Carlos H. Matiz describe la figura del lado occidental del monumento como: “una águila con una serpiente, a la que sujeta con el pico y las garras…” y en la tercera versión de su monografía publicada en el año 1945, cambia esta figura por un Búho.
